De un tiempo a esta parte, cada vez que veo a mi hermano, lo veo más guapo. Lo cierto es que ya es guapo por naturaleza, pero está perdiendo peso y se nota.
El otro día por fin me contó su secreto, que nada tiene que ver con hacer dieta. Me enseñó la fórmula de los pasos.
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Mi hermano, con dos niños pequeños menores de cinco años y un trabajo con horario de oficina, tiene poco tiempo para ir al gimnasio a una hora normal. Y cuando puede, no es lo que más le apetece hacer.
Le entiendo perfectamente.
Aún así, él quería perder esos kilitos de más. Su alimentación es algo que cuida bastante desde hace tiempo, no por nada mi cuñada es algo así como macrobiótica. Pero le faltaba dejar la vida sedentaria de una vez y empezar a moverse.
El caso es que leyó un artículo por ahí que hablaba sobre el secreto de los japoneses para estar en forma, y lo sigue a rajatabla desde principios de verano.
Se trata de una fórmula, que yo desconocía por completo, y que es bien sencilla:
10.000 pasos al día para estar sano y saludable. Y mantener el peso.
15.000 pasos para adelgazar. (Unos 12 kilómetros aprox.)
La mayoría de personas no caminamos ni 5000 pasos al día.
Cuando me lo contó, no me lo tragué. Como quería comprobarlo, fui a Decathlon a comprarme este podómetro tan mono por solo 10€, ya que por lo visto es más preciso que las aplicaciones del móvil.
He estado toda la semana contando pasos. Bueno, yo no, el aparatito colgado en la cinturilla del pantalón, que además no se nota nada. Y mucho me temo que tengo que darle la razón.
En los días que más me muevo, que subo y bajo los tres pisos del instituto donde trabajo varias veces, ¡no llego a los 5000 pasos!
Si para una cosa me ha servido este experimento es para ser consciente de mi cuerpo y de mi escaso movimiento. Cuando estudiaba la carrera de psicología ya nos hablaban de la importancia del biofeedback, de tener un movimiento consciente y esas cosas. Nunca le hice mucho caso.
El tema es que hace como cinco años (desde que me quedé embarazada de Sunflower) que no hago ejercicio. Da vergüenza admitirlo, pero es la verdad.
Ahora que ya tengo más disponibilidad, me da una pereza terrible apuntarme al gimnasio, pero he decidido, con el apoyo de F., que voy a intentar el retode los 15.000 pasos diarios.
Mi propuesta es caminar cada día 15.000 pasos durante un mes. Y si por algún motivo resultara imposible, al menos debo llegar a los 10.000 y en consecuencia alargar el reto un día más.Lo iré controlando todo en esta hoja de planning que he preparado para ello.
Además he establecido un sistema de control y de recompensas, para estar más motivada.
Los premios por conseguir caritas sonrientes (cada carita sonriente es un día con el objetivo conseguido) que he pensado para mí son los siguientes:
Por 7 caritas sonrientes en una semana: Hacerme algo de estética. Le tengo ganas a la manicura y la pedicura permanente por ejemplo.
Por 6 caritas sonrientes: ir a desayunar un día al brunch que me encanta.
Por 5 caritas sonrientes: una botella del vino que me gusta para disfrutarla el fin de semana.
Si consigo menos de 5 caritas sonrientes en una semana, entonces no merendaré el medio bocata en el bar del insti (que tanto me gusta) y me llevaré la merienda de casa. (Espero que no!)
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Y mi gran premio por conseguir el reto es ¡pasar un día en un spa! O comprarme una de esas deportivas NB tan exclusivas que tienen en Ulanka.
Si no lo consigo, me apuntaré al gimnasio sí o sí.
A ver cómo me va… y tú qué, ¿te animas conmigo?
Aguamarina
<<Este es un pequeño paso para un hombre pero un gran salto para la humanidad. – Neil Alden Armstrong>>
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Fundadora y editora del blog De mi casa al mundo. Soy mamá, psicóloga de orientación holística y maestra especialista en audición y lenguaje, experta en pedagogía Waldorf y en educación activa. Estoy formada en terapia sistémica de Biografía Humana, y en los últimos años debido a mi interés por el trabajo energético me he formado en aromaterapia integral, geometría sagrada y astrología psicológica.
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