¡Seguimos con nuestra aventura en Roma! Hemos dormido como bebés a pesar de la tormenta y muy muy fresquitos. De momento no hace ese calor asfixiante al que tanto temíamos.
Hoy el día ha sido muy intenso por la mañana y más relajado por la tarde.
Hemos empezado tomando el tranvía en Largo Torre de Argentina hasta el Trastevere, un barrio más normal como el típico barrio de Madrid, para ir al mercado de Porta Portesse, que solo lo montan los domingos. A F. le hacía muchas ganas ver los puestos de antigüedades por si encontraba algún tesoro de fotografía, objetivos o cámaras. Ha encontrado varias cosas interesantes pero lo que le gustaba era demasiado caro, así que nos hemos venido con las manos vacías aunque no sin degustar una pizza romana para merendar.
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Desde la puerta de Porta Portesse, de las más antiguas de la ciudad, Sunflower iba dormidita en el carrito y nos hemos paseado por la orilla del río Tíber, coincidiendo con muchos ciclistas, runners y pescadores. Además tenían todo un despliegue de bares, escenarios para cine a la fresca, exposiciones de arte,… muy apetecible para pasar las veladas nocturnas. Las obras de Alba Gonzales repartidas por todo el paseo me han cautivado.
Hemos admirado la Isla Tiberina, donde está el hospital más antiguo de la ciudad el Fatebenefratellli, todavía en funcionamiento y hemos atravesado uno de los famosos puentes del río, donde hemos encontrado algunos candados (pero yo quiero poner el nuestro en el puente Milvio), justo al lado de los restos del Ponte Rotto, único arco que todavía se conserva del Pons Aemilius, el primer puente realizado en piedra en Roma, que data del 179 a. de C. (alucinamos con las cosas tan antiguas que hay aquí).
Nuestro destino era la Bocca de la Verità en la iglesia de Santa Maria in Cosmedin, una iglesia del siglo VIII, dominada por uno de los más bellos campanarios romanos que F. ha aprovechado para dibujar mientras descansábamos un rato en una de las pequeñas zonas verdes.
La Bocca de la Verità tenía una larga cola de turistas esperando para hacerse la foto. Nosotros no hemos hecho la cola, la verdad no nos valía la pena pero sí que F. ha podido hacerle un par de disparos. En la Iglesia nos hemos encontrado con el cartelito que avisaba de vestir con dignidad. He flipado, ¿qué tiene de indigno vestir con pantalones cortos y tirantes? ¿Por qué no dicen las cosas claras y hablan de la represión sexual que sostiene la religión católica y que es pecado incitar a los delirios de la carne? En fin, ese es otro tema….
Desde allí hemos subido hasta poder ver la cerradura de los caballeros de la Orden de Malta que es ¡el país más pequeño del mundo! Había gente esperando pero la cola era mínima en comparación a la de antes. Es muy chocante eso de que justo por el agujerito se divisa perfectamente centrada la cúpula de San Pedro.
Después hemos estado en el mirador del parque de los naranjos, donde Sunflower al fin se ha despertado de su siesta y hemos bajado paseando hasta el Rosetto Comunale, pero ¡estaba cerrado! Solo abren al público en mayo y junio. He querido coger una rosa, pero he desistido, si no podía pasear por dentro, no tenía el mismo encanto.
Para acabar la jornada matinal y ya con la barriga bien vacía, pues eran cerca de las cuatro de la tarde (menos mal que Sunflower se había comido toda una pizza romana de jamón y queso en el mercado y no tenía hambre) hemos tomado el primer autobús que ha pasado hasta la Via del Corso, pasando justo delante del circo Massimo (sí, ese lugar donde hacían las carreras de cuadrigas en la Roma imperial) y de ahí a casa.
Después de comer y tras la super siesta romana que nos hemos pegado se nos ha hecho casi la hora de cenar, así que hemos cenado una rica ensalada de arroz tres delicias con algo de fruta y hemos salido a pasear un ratito por la fresca noche romana. Sunflower estaba encantada e iba diciendo: “¡Vamos a pasear, a ver muchas esculturas, a trotar y a correr!” Esta noche, por si no te has enterado, era la final del mundial así que muchos restaurantes tenían grandes pantallas instaladas por todas partes y piazza Navona por ejemplo estaba casi desierta, un lujo. Mirad el famoso restaurante de Vacanze Romane.
Un día muy bonito, a ver qué nos espera mañana que ya es lunes y podremos comprar las tarjetas con el miniwifi especial para turistas y tendremos ¡Internet!
No obres como si fueras a vivir mil años; obra como si el fin estuviera muy cerca. – Marco Aurelio











