Después de la mala noche y del susto que nos llevamos los tres con la caída de Sunflower, nos levantamos bastante tranquilos.
Chicosolitario se marchó el primero para ir a comprarle un regalito especial a Sunflower a la librería La Feltrinelli; Un libro de Mérida con las figuritas de todos los personajes del cuento, que ya habíamos visto y sabíamos que le iba a gustar.
Por suerte Sunflower se ha tomado muy bien lo de perder un diente y estaba contenta, aunque eso sí con la boca más hinchada que un pez globo. Pero se acordaba muy bien de lo que le había dicho la doctora para comer: non caldo, gelato perfetto! Y ha querido desayunar un helado de chocolate. Por supuesto le hemos dado el gusto.
Como hoy por la tarde llegaban nuestros visitantes (abuelitos y tíos), hemos programado un plan sencillo: El museo Explora y una visita al Puente Milvio.
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Explora, il museo dei bambini di Roma es una experiencia muy bonita para que los niños puedan disfrutar en espacios preparados de juego simbólico y experimentar libremente.
Se trata de una moderna nave acristalada donde encontramos ambientes muy chulos en los que sin ningún tipo de pauta los niños circulan a su aire durante un periodo limitado de dos horas, ya que las entradas son restringidas para no saturar el museo.
Las opciones son múltiples, desde jugar con el agua, explorar con la física, los sentidos, a jugar en la cocina, en el supermercado (totalmente realista), el banco (donde fabrican hasta su propio dinero), el huerto,…
Sunflower ha estado como en su casa y se lo ha pasado pipa, tanto que le hemos prometido que volveríamos otro día.
La única pega, y más que una pega es una observación, que podría decir es que los materiales y juegos son todos muy artificiales (de plástico), hay pocos elementos naturales. Por ejemplo el huerto podría ser natural y no con tomates y zanahorias de plástico, pero bueno, será que este año he estado trabajando en un colegio centrado en la filosofía de ambientes pedagógicos y lo que primaba era lo natural, de ahí la crítica.
Después de las dos horas de museo, y de conseguir convencer a Sunflower que era hora de marchase, hemos dirigido nuestros pasos hasta el Puente Milvio.
Este lugar fue el escenario una vez de la derrota de Majencio a manos de Constantino y se construyó en el 109 a. de C. (¡toma ya qué antiguo!) por los romanos para que la via Flaminia cruzara el Tíber.
Pero en realidad, el Puente Milvio es archiconocido principalmente por el libro de Federico Moccia “Tengo ganas de ti”, donde el protagonista, Step, cuelga un candado en un gesto de amor y romanticismo, para representar el amor eterno e imperecedero que desea con Gin.
Hace años había unas cadenas a lo largo del puente, y era allí donde los enamorados colgaban sus candados, sin embargo, el Ayuntamiento tuvo que quitarlas, ya que la carga era peligrosa para el puente. Aún así sigue habiendo candados, incluso en las farolas, y el puente está lleno de pintadas de amor.
Nosotros también dejamos nuestro candado. Era uno de mis deseos para Roma, de esas cosas tontas que me hacen ilusión, y como F. me consiente casi todo, ahí lo dejamos…
Para comer fuimos a la Antica Trattoria Pallotta, una de las pizzerías más conocidas de la zona y que también se cita en los libros de Moccia. El servicio fue exquisito y la comida deliciosa, además la relación calidad-precio, inmejorable.
De vuelta a casa recibimos a los abuelos, a la madrina y al tío Fran, con mucha alegría y emoción. Son tan pocas las veces que nos vemos al año que poder compartir unos días juntos en un escenario como éste es sencillamente maravilloso.
Mañana plan de turistas total, entraremos en el Coliseo y visitaremos algunas joyas arquitectónicas y artísticas que no nos podemos ir sin ver.
La dulzura, cuando es sincera, es una fuerza invencible.- Marco Aurelio
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