Adviento significa «llegada» y se refiere a la llegada de la Navidad.
Son las cuatro semanas anteriores al 25 de diciembre. Y guarda un secreto que nada tiene que ver con su sentido religioso, va mucho más allá y tiene que ver contigo.
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ToggleEl sentido holístico de la Navidad
Navidad es una fiesta ancestral que se celebra cuando el sol envía el menor calor y luz a la Tierra. Coincide con el solsticio de invierno, justo el momento en el que se inicia el regreso del Sol. A partir de este momento los días comienzan a alargarse hasta la llegada de la primavera, momento en el que la luz triunfa finalmente frente a la oscuridad y el día será más largo que la noche.
La Navidad representa ese regreso de la luz. Nuestros ancestros, de muchas civilizaciones atrás, ya lo celebraban.
Pero va mucho más allá, es una fiesta que despierta en el ser humano un ciclo natural que tiene que ver con las fuentes mismas de la existencia, de una realidad eterna. Es un momento en el que internamente sentimos una necesidad de retirarnos a lo más profundo de nuestra experiencia vital y conectar con nuestra luz interior. Claro está si te lo permites.
La preparación del adulto/a en el Adviento
Y como preparación a esto recorremos el Adviento.
El Adviento nos invita a realizar ese trabajo interior para recibir lo que está por llegar, esa luz divina que realmente está dentro de nosotros/as.
El tiempo de Adviento, por lo tanto, es un camino a recorrer, de ir al encuentro de lo que va a nacer. Es tiempo de espera.
Y es que tan importante como la celebración de la festividad en sí, es el tiempo de preparación de la misma. La vivencia de ir acercándonos a la fecha esperada.
Como adultas, este proceso interior es un gran regalo a compartir con los niños/as.
Y, si realmente queremos que sea Navidad en nuestros hogares, es importante poner todo nuestro empeño en irradiar nuestra luz interior en estas fechas, una luz que debe ir creciendo cada día hasta llegar a la Noche de Navidad, en la que ésta brillará en todo su esplendor.
Las virtudes que nos ofrece el Adviento
En verano disfrutamos de la plenitud de la luz y la expansión, pero esta se va retrayendo en otoño hasta llegar a la época más oscura el año, donde entramos en un proceso de ir hacia dentro, de interiorización, de conexión también con nuestras partes más sombrías con nuestras emociones bloqueadas. Pero en el adviento iniciamos ese camino hacia el encuentro de nuestra luz interior y hacerla lucir hacía el exterior, creando momentos de paz para nosotros mismos.
Retraernos del exterior y abrirnos a nuestro interior, así en algunos momentos podemos experimentar la gracia de contactar con nuestra luminosidad.
Las personas que consiguen esto irradian paz, amor y calor. Estoy segura de que conoces a más de una. Como si en su alma, en todo su ser hubiera llegado un reflejo, que en realidad somos, del Amor universal, de la fuente de vida, de la divinidad.
El Adviento nos invita a realizar ese trabajo interior para recibir lo que está por llegar, esa luz divina que realmente está dentro de nosotros.
Un tiempo para cultivar la espera
También es un tiempo de espera. Aceptar la espera no siempre nos resulta fácil, queremos acabarlo todo rápido y cuanto antes. La espera nos enseña a manejar el tiempo y superar la impaciencia. Esto es un aprendizaje para nosotras pero también un referente y un ejemplo para nuestros hijos/as que aprenden a esperar con el calendario de adviento.
Potenciar la escucha y la apreciación de la vida
Otra de las virtudes del adviento es el escuchar. Escuchando vivenciamos el silencio (una de las maneras más fáciles de conectar con nuestro yo superior y su alta vibración), y esta época nos invita a hacerlo. Ir juntos al bosque y escuchar en silencio, es una experiencia maravillosa para hacer con niños/as que yo hago a menudo con mis hijos, ya que por suerte vivimos al lado de un bosque precioso y mágico.
Es un momento también para mirar el cielo, y ver sus maravillosos colores, típicos de esta época y las estrellas que es cuando más brillan en todo el año.
Vivir en el asombro
También nos conecta el adviento con el asombro, algo que los adultos muchas veces perdemos.
Hay tantas cosas por las que asombrarse y en esta época mucho más, los adornos, las luces, elegir y crear unas bellas postales navideñas. Con el asombro aparece el respeto hacia las cosas, hacia todo lo que es.
El Adviento es una oportunidad para ir cultivando virtudes valiosas que nos ayudan a vivir plenamente y conectados con nuestra esencia, ofreciendo así un referente muy valioso a nuestros hijos/as.
Este trabajo interior lo podemos hacer consciente y genuino permitiéndonos momentos de presencia y conexión cada día, quizás unos minutos de meditación, un paseo en silencio por el bosque o un precioso poema que al repetirlo cada día como una mantra, nos llena con su contenido y nos despierta esa fuerza interior luminosa.
¿Y el camino del Adviento con niños/as?
¿Cómo vivir todo este proceso con nuestros hijos/as? Celebrando el Adviento, celebrando los reinos de la tierra, con actividades sencillas, sin prisas, desde la apreciación, la escucha, la conexión con la naturaleza.
Hace años que voy publicando en el blog actividades y propuestas para ir recorriendo este camino con ellos/as desde una mirada Waldorf.
¡Feliz Adviento!
Y aquel día nació un ser tan claro y luminoso, tan sereno y puro que no hay palabra o letra, por divina que sea, que lo pueda describir.
Extraído del libro "Esperando la Navidad" Tweet
Laura dice
Hola desde Uruguay !!!! Cuál sería la interpretación del adviento y la Navidad para el hemisferio Sur ?
Abrazo
Cris dice
No te había leído y sin embargo tuve la misma inquietud, amo la navidad perobla espera y la quietud aquí nos es ajena, explota de vida el hemisferio sur
Cristina dice
Buenas, entiendo que esto aplica a Europa, verdad? Porque en los países latinos estamos al revés, por ejemplo Argentina, dónde los días empezarán a acortarse para ya en marzo recibir al otoño y con ello una época de guarda, de descanso, el invierno. Será que antiguamente esta fiesta en las civilizaciones de Sudamérica no existía de ningún modo? Acá hacen 30 grados y es imposible hacer empatía con toda la descripción de la espera, sencillamente porque es una época llena de vida, la naturaleza aquí explota. Cariños, Cristina
Cristina dice
Pd: demás está decir que me encanta leerte, intento leer la mayoría de tus artículos porque siempre son muy enriquecedores. Aprovecho la oportunidad para agradecerte todo lo que compartes. Un gran abrazo