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Este año he cambiado de lugar de trabajo, estoy en un equipo de atención temprana como maestra especialista de apoyo, y trabajo en centros infantiles de 0 a 3 años. Es un puesto itinerante por lo que desde el 1 de septiembre que comencé he podido conocer de primera mano trece centros diferentes, y vivir los procesos de adaptación de cientos de niños y niñas, desde bebés hasta 2-3 años. Hasta ahora había presenciado algunas adaptaciones en escuelas públicas desde los 3 años, pero lo que me he encontrado este año ha sido algo multiplicado por mil.
La concepción que yo tenía de cómo debía ser un proceso de acogida de un niño/a que por primera vez se separa de su núcleo familiar e ingresa en un centro educativo, y lo que me he encontrado en la realidad ha supuesto un gran impacto para mí. Durante más de un mes he ido a trabajar haciendo un ejercicio previo de preparación para encontrar fuerza y coraje y poder acompañar esos procesos de niños y niñas desconsolados (y no bien acompañados en muchos casos), lo mejor que podía.
Ha sido duro.
Y si lo ha sido para mí, que soy una adulta autosuficiente y con recursos para gestionar mis emociones…
¿Cómo debe ser para un niño/a, que depende absolutamente del adulto, a quien todo le viene impuesto desde fuera, y que no tiene herramientas para controlar nada de lo que acontece en su vida?
Me he dado cuenta que hace falta todavía un trabajo muy importante de información, de saber qué es lo que vive un niño/a cuando empieza en un centro educativo (ya tenga 8 meses o 3 años o los que sea), los retos tan difíciles a los que se enfrenta, y de qué manera los adultos (familias y educadoras de referencia) podemos acompañarlos para que sea lo menos traumático posible.
Porque sí, es traumático, tiene un gran coste psicológico, emocional y físico, por mucho que quieran teñirlo de rosa y nos digan que es lo normal, o que siempre se ha hecho así. Ya los estudios en neurociencia lo ponen de manifiesto, el cómo se produzca esta separación va a dejar una huella neurológica que afectará por siempre a la psique de ese niño/a.
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Así que por favor dejemos ya de decir «es que tiene que acostumbrarse», «ya parará de llorar», «que llore es lo normal»,…
Si de verdad nos importan nuestros niños y niñas, entendamos y facilitemos el proceso.
Lo que no debería pasar y está pasando
Estos meses he presenciado cómo muchas familias han dejado a sus hijos/as 4 o 5 horas seguidas del tirón con una absoluta desconocida, con la que ni siquiera han mantenido una entrevista para conocerse, en un lugar totalmente nuevo y ajeno para el niño/a y sin un proceso de adaptación previo. Si nuestros hijos/as son lo que más amamos en nuestra vida, ¿cómo podemos hacerles esto?…
Pero es que también he visto centros en los que ni siquiera dejan entrar a las familias en las aulas, excluyéndolas en todo momento. He visto a mamás que se marchaban llorando porque no les permitían quedarse diciéndoles «es mejor que no te vea», mientras sus hijos/as lloraban desconsolados. Y esto es un despropósito. Si estamos hablando de profesionales formados y con experiencia, es que no tiene ni pies ni cabeza. Es que nadie me lo puede justificar pedagógicamente, porque no tiene justificación alguna. Porque que me digan que es para que las familias no vean el malestar de sus hijos/as porque así no facilitan el proceso, de verdad que me supera.
Y después, cuando hay niños/as que lloran después de un mes (que los hay, y no son ni uno ni dos), decimos que «este niño/a tiene un problema», «que no se adapta bien», «que en casa lo tienen sobreprotegido»,… Y muchas otras barbaridades que he llegado a oír.
Por favor, la escuela infantil debe hacer una función reparadora de los vínculos de apego de los niños/as, ¡no lo contrario!
De verdad, necesito escribir este artículo y sentir que aporto algo para que esto cambie, porque la realidad que me he encontrado es demasiado cruda.
El proceso de adaptación debe ser real
Siento que muchas escuelas y familias hacen un proceso de adaptación que es una completa mentira. Porque no tiene nada que ver con ser un proceso atento a las necesidades reales de la infancia.
Si tenemos claro que la infancia es la etapa más sensible y más vulnerable de toda nuestra vida, que debemos cuidarla al máximo, entonces cuando llega el momento en el que necesitamos dejar a nuestros hijos/as en una escuela infantil (porque ellos no lo necesitan en realidad, somos nosotros los adultos, por trabajo o los motivos que sean, que lo requerimos), tenemos que abordar esta separación temprana atendiendo y adaptándonos a sus verdaderas necesidades.
Además, es preciso remarcar que este proceso no afecta solo a los niños/as, sino que no deja indiferente a nadie: altera la vida familiar, modifica las relaciones y el vínculo madre-hijo y padre-hijo, y también impacta intensamente en la vida personal y profesional de los educadores/as (y de esto doy mucha fe).
Le pedimos a los niños/as que hagan 3 procesos a la vez y demasiado rápido
Hay que tener claro que un niño/a pequeño que empieza por primera vez en un centro educativo tiene que conseguir superar tres grandes retos que además se dan de forma simultánea y esto es algo realmente difícil:
(1) La separación afectiva de sus figuras de referencia y de seguridad emocional
En un momento en el que no está preparado/a evolutivamente lo separamos de su madre y de su padre (o de sus figuras de apego).
El niño/a esto lo vive internamente como un abandono (no puede comprender por qué lo hacemos, en muchos casos ni siquiera conoce a la persona adulta con quien lo dejamos y como no tiene conciencia temporal porque vive exclusivamente en el aquí y en el ahora, no puede saber todavía que mamá y papá vendrán más tarde, por mucho que insistamos en decirlo).
Y además le pedimos que elabore todo este proceso lo más rápido posible, y si puede ser sin llorar mucho.
(2) La aproximación afectiva con la educadora
Para poder adaptarse a esta nueva situación debe poder vincularse afectivamente con una nueva figura que le proporcione seguridad emocional, esta es la educadora o maestra. Si esto no se da, no podemos hablar de adaptación real, porque el niño/a internamente se sentirá inseguro/a, estará en estado de alerta continua, y a nivel emocional es algo devastador.
Esta es una fase clave y decisiva. Cuando el niño/a acepta relacionarse con la educadora (en sus juegos, aceptando sus ayudas, acompañándole emocionalmente…) es cuando deja de ver la escuela como una amenaza.
Por eso es tan importante que las educadoras puedan hacer esta labor y dedicar cada día un tiempo exclusivo de atención plena y amorosa a cada uno de los niños/as que acompañan, ¿pero cómo pueden hacerlo sin en plena adaptación de septiembre tienen hasta 20 niños de 2-3 años en un aula? ¡Es una locura!
(3) La adaptación al nuevo ambiente de vida
Además hay todo un proceso de adaptación a la rutina diaria dentro de un grupo de iguales, y aquí pueden aparecer muchas dificultades también, de relación, de ritmo,… que muchas veces ni son tenidas en cuenta en este proceso, pero que también están provocando ansiedad y estrés al niño/a.
¿Cómo debería ser el proceso de adaptación?
La premisa básica e imprescindible sería:
Hay que respetar el tiempo que necesita cada niño/a (y sus padres) para adquirir confianza y seguridad con la escuela y con la educadora.
Primero de todo, debe ser una separación relajada y lo más adaptada posible a cada niño/a, facilitando siempre un acceso amoroso y que aporte seguridad.
El niño/a necesita tener la posibilidad de observar, explorar y ensayar en el nuevo espacio y en las nuevas relaciones sintiéndose seguro. Pero debe hacerlo por su propia iniciativa, sin empujarle a ello.
Por eso no podemos separar a un niño/a de sus padres si no ha conseguido elaborar ese nuevo referente de seguridad y positivo , porque su vivencia será que se enfrenta a una amenaza continua.
Así que calma y tranquilidad, no intentemos acelerar el proceso, porque llegar a conseguir todo esto de forma completa y real puede suponer de 1 a 3 meses.
Beneficios de respetar el proceso de adaptación
Si lo hiciéramos así, evitaríamos muchos problemas de neurosis infantiles como miedos nocturnos, enuresis secundarias, retrasos de lenguaje, enfermedades físicas, rabietas, malestar y conflictos de todo tipo que pueden darse hasta años más tarde.
Porque cada niño/a crea sus propios mecanismos de defensa para elaborar el malestar que sufre en este momento de separación.
Pero si respetamos su ritmo, el niño/a no sentirá la huella psicológica del abandono, no habrá tanta ansiedad y los llantos disminuirán muchísimo.
¿Qué pueden hacer las escuelas infantiles para facilitar el proceso de adaptación?
¡Muchísimo! Para empezar, entender la complejidad emocional del proceso y dar una respuesta adecuada a las necesidades de cada familia. Para ello algunas cosas importantísimas serían:
(1) Reforzar el equipo humano
Las ratios, especialmente en los centros privados, son hasta una negligencia. En los periodos de adaptación hay que reforzar la plantilla. Son muy pocos los centros que en el mes de septiembre contratan temporalmente a varias educadoras extra (al menos 2 meses) para poder reforzar el proceso de adaptación de las nuevas incorporaciones. ¡Y es algo importantísimo!
¿Por qué es tan necesario? Porque la realidad es que muchas familias no participan en el periodo de adaptación (aunque tengan la opción de hacerlo) y una única tutora no puede consolar y dar seguridad a todos los niños/as nuevos.
Cambiemos la manera de entender este proceso, se crea mucha angustia y malestar sin necesidad. No me canso de repetir que es una fase muy importante en la vida de nuestros hijos/as, y tiene que haber brazos suficientes para que al menos el dolor de separación producido se pueda acompañar.
Hay que invertir y poner todos los recursos humanos al servicio de las entradas de los niños/as, contando con todos los profesionales de apoyo, que también pueden echar una mano.
Y si hace falta, buscar recursos externos, apoyándose en la AMIPA del centro por ejemplo.
(2) Facilitar que las familias puedan estar en el proceso
Las figuras de apego del niño/a deben poder estar presentes durante el proceso y esto hay que facilitarlo.
Si las familias no pueden asistir por las mañanas por temas laborales, entonces abramos la escuela por las tardes y que durante un par de semanas al menos las familias puedan pasar un rato conociendo el espacio y las educadoras. Sé de algunas escuelas infantiles de Cataluña que lo hacen y la experiencia es tremendamente positiva.
Sí, es cierto que son horas extras para las educadoras pero el beneficio obtenido no tiene precio, se ahorran muchos llantos y ansiedad.
(3) Informar a las familias de su plan de adaptación
Es importantísimo que los centros informen a las familias de la complejidad que conlleva a nivel emocional el proceso de adaptación para sus hijos/as, y les expliquen con claridad qué respuesta educativa han planteado para adaptarse al ritmo de cada niño/a recién llegado.
El equipo educativo tiene que sentarse, hablar, organizarse y redactar un plan de adaptación que contemple una estrategia de acogida facilitadora e integradora. La triste realidad es que son muy pocas las escuelas que lo tienen elaborado.
¿Qué pueden hacer las familias?
(1) Estar disponibles y presentes durante el proceso de adaptación
Es imprescindible que las familias entiendan la necesidad de acumular y guardar días de vacaciones para acompañar este proceso. O al menos, si resulta imposible que mamá y/o papá estén, contar con los abuelos para facilitar esta transición fundamental.
Este momento se da solo una vez en la vida, y nuestra responsabilidad como padres y madres es estar ahí.
(2) Conocer a la educadora de su hijo/a
Una entrevista previa es fundamental, que tanto familia como educadora tengan información puede facilitar mucho el acercamiento entre el niño/a y el centro. Busquemos tiempo para poder hacerla y preguntamos todas nuestras dudas, nuestras inquietudes, que la relación de confianza con la educadora se inicie desde la familia.
(3) Juegos y cuentos para ayudar al proceso de manera indirecta
Hay juegos que de una manera indirecta pueden ayudar al niño/a a integrar esta separación en su día a día, como por ejemplo el que propones la psicóloga Celeste Vaiana (especializada en crianza y educación), con tubos de papel como si fueran túneles, a través de los cuales los niños/as pueden lanzar sus coches o unas canicas (que representan internamente su relación primaria con el objeto/madre), que desaparecen pero vuelven a aparecer al final.
Así va entendiendo poco a poco que este objeto que no puede verlo por momentos, pero que está (como es la madre), siempre vuelve, y puede volverlo a encontrar.
Otros juegos de aparecer/desaparecer o juegos de separación con cuerdas entre otros pueden ayudar también en este proceso.
También encontramos cuentos, uno muy conocido y que puede ser muy útil es «Siempre pienso en ti» de Kathi Appelt y Jane Dyer de editorial Juventud.
Un ejemplo de adaptación real
Hay escuelas y centros infantiles que todo esto que acabo de explicar lo saben y lo tienen muy presente y sus planes de adaptación (o de acogida) son ejemplares. De momento son una minoría pequeña (la terapeuta infantil Miriam Tirado organizó en sus redes una recopilación de centros respetuosos con el periodo de adaptación que pronto compartirá), pero van marcando un modelo que muchos otros pueden seguir (esperemos).
Una de esas escuelas infantiles es la Escoleta dels Indians en Cataluña, el primer proyecto de 0-3 que promueve este tipo de adaptación respetuosa.
Algunos detalles de su plan de adaptación:
- El tiempo mínimo que la madre o padre (o adulto de referencia) permanecen en el centro es de mes y medio. A partir de entonces podrán salir del espacio de forma gradual.
- Al principio son las personas de referencia (padres) quienes con su presencia, dan a conocer las normas y límites propios del centro, para que el niño/a pueda ir estableciendo un vínculo con las educadoras.
- La persona de referencia debe estar 100% presente, no se permiten móviles en ningún espacio de la escuela ni para enviar o leer mensajes. Ni tablets ni ordenadores.
- Las educadoras respetan el ritmo del niño/a para acercarse y generar vínculo. Esperan que sean los niños/as que se vayan acercando poco a poco, a medida que cogen confianza.
- Se le deja siempre su tiempo para que observe y se familiarice con el entorno.
- Durante el proceso de adaptación recomiendan asistir unas dos horas al día y poco a poco ir sumando horas.
- Cuando el niño/a ya va estableciendo vínculo con la educadora y los compañeros/as, la persona de referencia irá saliendo fuera de forma gradual ( no antes de 15 días y siempre se inicia con salidas muy cortas, unos cinco minutos, y siempre justificadas con el niño/a «voy al coche a buscar algo»…), alargando cada vez más el tiempo, pero se acompaña a cada familia según se vayan dando las situaciones.
- Se intenta evitar hablar entre los adultos en los espacios del centro pues en todo momento se acompañan niños/as.
- Los niños/as en proceso de adaptación siempre deben estar en los espacios donde se encuentren el resto de niños/as y educadoras. No se permite que durante la adaptación un niño/a se quede solo en uno de los espacios solo con la madre o acompañante.
- Los niños/as pueden llevar un objeto de transición porque sirve de conexión con la madre y por tanto es una fuente de placer y seguridad.
No sé si recuerdas cómo fue tu propia adaptación a la escuela, o cómo ha sido la de tus hijos/as. Me gustaría que me contaras un poco sobre ello y me dijeras qué te parece la adaptación real que propongo en este artículo. ¿Nos leemos en comentarios?
Y si te parece que la información es útil, por favor comparte el artículo. ¡Gracias!
Sentirse escuchados y comprendidos permite a los niños liberar sus sentimientos, dejarlos ir y seguir adelante. – Janet Lansbury
Ana López del Hierro dice
Buenos dias,
Soy Madre de Día en Boadilla; muchas gracias por tu artículo; no puedo estar mas deacuerdo; es increíble que hayamos avanzado tanto en tantos aspectos y que por otro lado, sigamos tratándonos tan mal todavía; el niño pequeño es el mas vulnerable en este momento de la adaptación, si no lo haceos bien el vínculo nunca será fuerte, seguro ni amoroso. Nos queda tanto por hacer en este terreno y en otros vinculados con la infancia, la maternidad, la paternidad, etc…Hay que seguir escribiendo y publicando artículos como éste.
Trini dice
¡Muchas gracias por este artículo! Todavía me quedan unos meses para separarme de mi bebé pero he tomado notas de un par de aspectos para preguntar a la dirección de la guardería.
¡Qué pena que la baja por maternidad sea tan corta!
Silvia dice
Y no nos olvidemos del tema del pañal… es otra de las cosas que no se respetan en absoluto a la hora de empezar la escuela en p3. Se exige que los niños y niñas empiecen ya sin pañal, sin tener el minimo respeto por el ritmo de sus esfínteres, aunque sean niños/as nacidos a final de año…
Eva dice
Totalmente de acuerdo con este artículo, opino que todo esto viene realmente por la falta de información hacia esta etapa de la vida. Es necesario ampliar la mirada de la infancia en todas esas escuelas, a las educadoras y educadores, a los padres y madres, a los abuelos y abuelas y un largo etcétera. Los que hemos ampliado esa mirada tenemos que ser su altavoz.
Gracias Aguamarina como siempre por tus consejos
Estefania dice
Hola, cuántas veces me he repetido como de diferente haría ahora las cosas. Mi hijo ya tiene 7 años y se pasó toda la etapa de infantil llorando a la hora de entrar en el cole. El primer año, ya en Navidad hablé con su tutora, porque ya no consideraba que era periodo de adaptación (soy maestra y pedagoga), hablamos con la psicóloga del centro y con algunas estrategias mejoró su entrada al centro, aunque duró poco… A día de hoy todavía me dice que no quiere ir al colegio todas las mañanas, aunque creo que ya está resignado porque me lo dice y luego desayuna y sin decir nada más salimos hacia el cole. Esta es mi experiencia personal y si tuviese otro hijo y me pasará lo mismo le haría más caso y me acoplaria a su ritmo completamente, creo que es prordial que esa «adaptación» sea lo menos traumática posible.
Muchas gracias por tu artículo.
Un saludo
Vanessa dice
Muchas gracias por tu post. En la escuelita de mi hijo están atentas al periodo de adaptación pero me doy cuenta que lxs niñxs q se quedan en horario ampliado sería importante cuidar este tiempo y figuras de apego, y aquí imagino que en más escuelas, no se pone mucho foco y es igual de importante.
Marta dice
Muchas gracias por el artículo. Tengo a una persona cercana que se dedica a lo mismo que tú y tiene ese mismo sentimiento a veces de rabia, impotencia… A veces lo mira de forma positiva pensando que por lo menos desde su lugar puede hacer algo para cambiar las cosas.
Yo este año empecé a trabajar en comedores escolares como dietista y lo que he podido observar me inunda de tristeza. Un colegio que además promulga entre sus pilares la educación emocional cuando veo que porque hay prisa les meten la cuchara en la boca a cada uno de ellos, uno tras otro para acabar antes la comida. Si se les cae algo les gritan…. Y un sin fín de cosas que me han hecho abrir los ojos sobre lo que realmente ocurre en un comedor escolar y ya me temía.
Raquel dice
Se me rompe el
Corazón con lo que escribes. Y pensar que lo has visto con tus propios ojos…
Miriam Pilar Martín dice
¡Qué durísimo debe estar siendo para ti, Aguamarina!. Gracias por esa importante labor, en el blog, y en ese equipo de at. temprana. De lo mejor que hice fue llevar a mi hijo con una madre de día a los 2 años, me quedé hasta q fue necesario para ambos.A partir de ahí, las posteriores adaptaciones fueron rodadas… ¡Basta ya de ningunear a los niños y a las mamás a las que su instinto les dice que eso no está bien!.
Eva dice
Gracias gracias y Gracias por poner en la palestra un tema tan importante y que está tan instaurado en la sociedad y “casi nadie” se plantea que no está bien y es totalmente perjudicial. Un abrazo.
Alicia dice
Artículos como el tuyo son muy necesarios. Cuando tienes a tu hijo/a eres novato/a y haces lo que te dicen. Pero si lees y lees a personas como tú, se te abre un mundo. Descubres modos de ver las cosas que se asemejan a tu sentir como madre. Siempre tuve claro que mis hijos no irían a la guardería y tuve suerte de poderlo cumplir pues sé que mucha gente no puede escoger. Sin embargo, sí tuve que llevarlos al cole en P3, cuando yo sentía que no era el momento. Con el mayor la adaptación fue muy bien, pues no lloró. Le gustaba el sitio y el estar con más niños aunque preguntaba porqué no nos quedábamos. Con el pequeño fue una tortura para él y para mí. Tenía sólo 2 años y no me dejaban entrar en la clase. Algo que nunca he entendido. Este curso ya hace P4 y está adaptado, aunque pienso que tenía que haber esperado un año almenos porque él no estaba preparado para esa adaptación. Si hubiera sido una adaptación más respetuosa con nuestras necesidades… cuán diferente habría sido!
EBC dice
Muchas gracias por tu post, aunque el tema resulta muy angustioso como madre, resulta reconfortarte leerte y saber que hay profesionales como tú, trabajando desde dentro por el cambio. ¡Qué poco en cuenta se ha tenido a la infancia!
Tamara dice
Que lástima que en muchas escuelas sigan sin tener en cuenta las necesidades infantiles. Ahora, también te quiero contar «el otro lado»: cuando ofreces un periodo de acogida amplio,.flexible y personalizado y el 90% de las familias no lo aprovecha, y «huyen» sin despedirse a la primera de cambio (algunos a trabajar, otr@s a hacer running o limpiar la casa, o a «aprovechar los días que han cogido de permiso».
Las escuelas no lo hacemos todo bien pero muchas familias se enfadan, y mucho, cuando no pueden dejar a sus hij@s de 8 a 6 desde el primer día, «que para eso pagan»…
Miriam dice
Yo aún recuerdo como me agarraba a la valla de mi colegio llorando porque no quería entrar, y tengo ese recuerdo muy presente, por suerte mi tutora me dio mucho apego y me ayudó en mi largo periodo de adaptación (casi todo el primer curso). No se olvida.
Maria dice
Me ha encantado! Soy española pero vivo en Suecia y estoy experimentando ahora mismo la adaptación de mi hija en una guardería sueca, después de haber disfrutado de una baja maternal de 18 meses y mi marido su baja paternal de 9 meses.
Aquí l@s mamás/papás hacemos la adaptación con l@s hij@s. Entramos juntos al centro, jugamos, vamos a los parques, almorzamos, cantamos, comemos, nos echamos la siesta, merendamos…como si fuéramos un@ niñ@ más, junto al resto de monitoras (3 para 14 niñ@s) y compañer@s de clase de la guardería (que es desde 1 año de edad -prohibido antes- hasta 6 años)
El resultado es increíble! Mi hija quiere ir cada día a la guardería. Ha aprendido en 2 días a dormir sola y cuando la dejo en la guardería se despide de mí con una sonrisa y quiere ir a jugar con sus monitoras y compañer@s. Cuando vamos a recogerla, está feliz y quiere que nos quedemos allí a seguir jugando con tod@s.
Magda dice
Mi hija se ha adaptado a la escuela infantil bien, poco a poco, con paciencia y cariño, pero desde hace más de un año que trabajo y cada mañana que me voy es un drama enorme, llora desconsoladamente, hemos probado todo lo que se nos ha ocurrido y hemos leído, sin éxito. No entiendo bien por qué se adapta a la escuela y no entiende que me voy pero vuelvo..
Lorena dice
A mi todo esto que dices me parece estupendo, pero sí desde la administracion no sé pone la educacion en el centro será imposible. ¿Contratar más educaduras? ¿Abrir la escuela a la tarde? Me parece que hablas de colegios privado/concertados, porque en la publica esto es imposible..Yo creo que las educaduras hacen milagros, pero mientras no bajen los ratios y sé invierta lo que de verdad hace falta en educacion..todo esto solo será posible para las familias que lo puendan pagar.
Juliol dice
Hola Lorena! Nosotros llevamos a nuestros hijos a una guardería pública, El Molí de Les Planes, al lado de Barcelona, y se hace todo exactamente igual que en l’Escoleta dels Indians que menciona Aguamarina. Bueno, no existe este periodo obligatorio de 1 mes y medio, pero casi todas las familias respetan al 100% el proceso de adaptación real de sus criaturas. Es un proyecto público con los mismos recursos exactamente que el resto de guarderías del municipio, y la diferencia es abismal.
Anna dice
Muchissimas gracias por este articulo! Creo que es muy necessario este cambio. Creo que haces muy buen trabajo para cambiar el mundo! Gracias
Nuria dice
Recuerdo, cuando era pequeña, el momento de separarme de mi madre en la guardería. Recuerdo el olor, la inseguridad y el abandono. Con 33 años paso por la puerta de la que fue mi guardería y se me pone un nudo en la garganta. Ahora como madre, he vivido una pésima adaptación a la guardería con mi hijo. Es cruel. Es traumático. Es tremendamente doloroso. Ojalá todo esto pueda cambiar algún día.
Patricia dice
Al fin, alguien que se expresa con sentido común, estoy pasando por ese proceso actualmente, llevamos dos meses de lloros y todo debido a la metodología obsoleta que tienen aún la mayoría de escuelas infantiles en España. Un horror, un gran fallo del sistema, he vivido en Alemania mucho tiempo y mi vuelta a España con mi bebé ha sido desconcertante puesto que he podido corroborar que estamos realmente a la cola de Europa en muchísimos aspectos…
Maura dice
Gran artículo! Gracias por explicarlo tan claro. Debe haber sido muy duro para tí. Es triste algo que dices que como educadores y profesionales digan y perpetúen algunos comportamientos, me llegaron a decir que nadie coge traumas por esto y que ninguna persona que 40 años va a terapia por eso. Mi hijo tiene ansiedad de separación por una mala adaptación, con el segundo hijo me lo pensé dos veces y no actué igual, aún así, lo podría haber hecho de otra forma. Da rabia e impotencia que te ninguneen como madre, yo les decía que cómo podía hacer que mi hijo confiara en ellas si no yo misma las conocía… Me miraban extrañadas.
Nerea dice
Me parece súper necesario lo que cuentas pero a nivel laboral inviable en la mayoría de los casos. En hogares donde los dos progenitores trabajan, y cada uno cuenta con poco más de 20 días de vacaciones, 16 semanas de baja maternal, etc. Todo es escaso. Los niños tienen 820h de escolarización frente a las 1700h de muchas jornadas laborales (si no más). Esto impide dejar unos días de vacaciones, y menos mes y medio… estoy totalmente de acuerdo pero tienen que cambiar las políticas de conciliación
Eva dice
Muy interesante, lo compartiré y también recomiendo leer y escuchar podrás de una chica que trabaja en Noruega para ver como es ahí! Se llama @desdeaquiarriba, en instagram
La adaptación es muy diferente, la ratio, la relación con las familias, la conciliación ayudan al proceso.
Elena dice
Mi hija esta afortunadamente en un cole respetuoso y el proceso de adaptación fue lo más acompañado posible por lo que nos permitían las circunstancias laborales.m: horario reducido, acompañamiento en la clase, nos quedamos con ella dos semanas. Este año está en P4 y ha sido duro otra vez y hemos acompañado tanto nosotros como sus tutoras. Ahora va bien. Lo que yo he observado es que primero hay muchos límites personales (padres y profes) y físicos ( la ratio no permite el cuidado que necesitan los niños). Pero aún así se puede hacer mejor de cómo se hace en muchos centros, solo hay que tenerle gana y pensar que lo que estamos haciendo con ese acompañamiento es construir un mundo mejor para todos.
Elena dice
GRACIAS!!!!!!! No tengo más palabras. Maravilloso artículo
ana dice
Hola! Muchas gracias por el post, estoy muy de acuerdo. Ahora estamos en momento de llevar la peque a la guarde y estamos pensando esas cosas. Una pregunta, cómo debería ser el periodo de adaptación cuando es un bebé de 5 años? A que podemos jugar con el paga que lo ayude teniendo en cuenta su edad? Saludos
ana dice
Perdón el comentario anterior, era un bebé de 5 meses.
Hola! Muchas gracias por el post, estoy muy de acuerdo. Ahora estamos en momento de llevar la peque a la guarde y estamos pensando esas cosas. Una pregunta, cómo debería ser el periodo de adaptación cuando es un bebé de 5 meses ? A que podemos jugar con el paga que lo ayude teniendo en cuenta su edad? S
Angelica dice
Excelente articulo!!! Totalmente de acuerdo contigo. Cuanta verdad dices. Bravo por contarlo tal y como es en la realidad!!!!!! Aguamarina eres grande!!!!
María dice
Hola, estoy completamente de acuerdo contigo, soy madre de dos niñas y no trabajo en ese mundo, pero varias cosas de las que dices nos han pasado y yo ya me daba cuenta de que no estaba bien, pero como familia, ni te hacen caso, ni te dejan cambiar las «normas», así que no te queda opción. Gracias por al apoyo que supone que alguien te entienda, y espero que se puedan mejorar las cosas poco a poco.
Lucía dice
Hola. Soy maestra y madre. Mi hijo va a mi escuela infantil y he vivido la adaptación desde los dos puntos de vista. Te puedo asegurar que, como profesional, pongo el 100% para que los niños y niñas que se quedan conmigo se sientan seguros y tranquilos desde el primer momento. El personal está muy justo todo el año (no solo en el periodo de adaptación), la ratio es tremendamente alta y nosotras solo tenemos dos brazos, aunque nos encantaría tener mil. Cobramos un sueldo ridículo y nuestro trabajo no acaba cuando salimos del centro. Nos vamos a casa pensando en cómo estará cada uno de nuestros alumnos/as y preocupadas por cada cosita que les pase. Me duele profundamente que critiques de esta manera nuestro trabajo, cuando no depende de nosotras. Depende de los políticos que no nos valoran, ni valoran el bienestar y la educación de nuestros niños (el futuro de nuestro país). Nos encontramos cada día con padres que solo quieren que sus hijos estén allí, mientras ellos se van tranquilos, importándoles bastante poco si están bien o no. Así que, agradecería más comprensión por tu parte y que entendieses que el problema no solo reside en las escuelas. Por supuesto, hay mucho que mejorar, pero por desgracia no depende de las trabajadoras que damos todo para que nuestros alumnos y alumnas sean felices.
Almudena dice
Hola, soy maestra en la pública y madre de un niño de 4 años que está en mi colegio también. Estoy de acuerdo con todo lo que dices, cuando estoy en 3 años y me toca periodo de adaptación me siento desbordada y sufro por y con mis alumnos. Pero tenemos muchas muchas dificultades y obstáculos para hacerlo mejor o cómo debería ser. Y el origen de estas dificultades es como para todo el DINERO. Se necesita invertir, y eso no se va a hacer…
Por otra parte, he oído decir a muchos padres que el periodo de adaptación es para los profes, no para los niños, y q no se van a coger días de vacaciones para eso, con esto quiero decir que las barbaridades se cometen en ambas partes, que esto es un problema de concienciación social, como otros aspectos de nuestra sociedad. Aunque está claro q cada uno hemos de poner de nuestra parte y aportar nuestro granito d arena. Gracias por toda la info relacionada con este tema y con otros que nos compartes!
Luisanny dice
Este artículo me parece muy bueno, y me cayó de anillo al dedo, aquí en Alemania se suele hacer un proceso de adaptación lento donde le debes acompañar al niño los días que sean necesarios y solo al principio 1 hora y así va aumentando poco a poco, luego cuando se ha adaptado ya le dejas una hora 1/2 horas solo algo que me pareció Fascinante, este tiempo te permite conocer a la maestra, conocer lo que se hace(actividades) ñaún así mi niño aunque se adaptó bien al principio, y todo parecía ir bien, al mes de dejarlo empezó a llorar y no paraba, mi partía el corazón dejar a mi niño así, el problema fue que hubo un cambio de maestra ahora debía adaptarse de nuevo a una total desconocida, Pero la maestra se centró en el lo cargo todo el tiempo hasta que se calmo y eso me daba tranquilidad. Sería de verdad menos traumático para un niño el adaptarse poco a poco y no de un golpe.
SandraGA dice
Me encanta esa filosofía y la comparto totalmente. Pero la realidad es que si planteara eso en el centro, se me iban a echar encima tanto la dirección del centro, gran parte de las compañeras como la inmensa mayoría de los padres. Mejor hablar también de los padres que solo buscan un sitio donde aparcar a sus hijos durante ocho horas, estén trabajando o no.