Hace un tiempo llegó a mis manos un poderoso libro, uno de esos que te hace replantearte muchas cosas, sobre todo tu labor educativa desde la posición que sea; como madre, padre, como maestro/a, educador,…
El libro, escrito en primera persona, cuenta la historia de un niño, André Stern, un niño como cualquier otro, “un niño banal” dice él, pero que nunca pisó una escuela y sus padres tampoco le dieron clase en casa.
Y aun así, hoy en día es un músico, compositor, lutier (construye instrumentos), autor y periodista que ama
lo que hace. Y además habla cinco idiomas y ha fundado el movimiento “ecología de la educación”.
lo que hace. Y además habla cinco idiomas y ha fundado el movimiento “ecología de la educación”.
¿Pero cómo pudo conseguirlo? ¿Quién le enseñó a leer o a escribir, o las operaciones aritméticas? ¿Es posible que lo aprendiera por sí mismo?
La respuesta es sí, y no hace falta ser un genio, lo hizo a través del juego.
Yo nunca fui a la escuela
El libro de André Stern “Yo nunca fui a la escuela. La historia de una infancia feliz” es un libro que ha triunfado en Alemania y en Francia (va por su 6ª edición), y ha abierto un importante debate sobre la educación.
André fue educado con una absoluta confianza en sus capacidades de autoaprendizaje. Así que nunca pisó una escuela, creció jugando,experimentando, ocupando sus horas con todo aquello que le interesaba de forma espontánea. Sin imposiciones externas de ningún tipo.
Él dice que lo primero que hace un niño cuando se le deja “tranquilo” es jugar, y jugar es la mejor herramienta para conseguir aprendizajes.
Hemos montado el sistema educativo de tal manera que hemos conseguido separar el juego del aprendizaje, pero los niños no aprenden así, para los niños ¡jugar y aprender es lo mismo!
Un niño al que no se le impone nada, sino que se le deja jugar tranquilo, juega con entusiasmo, con curiosidad y eso le lleva a descubrir el mundo.
Puedes encontrar el libro en Amazon aquí.
La experiencia de André Stern con los juegos de construcción
Uno de los apartados que más me ha llamado la atención del libro de Stern es el que dedica a las piezas de construcción. El partido que le sacó a sus ratos de juego construyendo, me dejó impresionada.
Cuenta Stern en su libro que ya desde muy pequeño las piezas básicas le dieron una idea muy clara de ciertas nociones matemáticas y geométricas.
Por ejemplo, habla así de las piezas de 8 puntos de unión, que era las que él consideraba básicas por su forma rectangular similar a un ladrillo real…
«Era evidente, solo con observar cómo se ensamblaban, que la anchura de esas piezas era la mitad de su longitud, y que dos era la mitad de cuatro, y cuatro la mitad de ocho.
Encajando dos de mis piezas básicas, no una encima de la otra sino ligeramente desplazadas en paralelo, de manera que solo hubiera una línea de puntos de unión entre ellas, se obtenía otra constatación del mismo hecho.
Las piezas cuadradas de cuatro puntos de unión las consideraba como medio ladrillo.”
De esta manera Stern ¡pudo aprender tanto!
Más tarde se entusiasmó descifrando planos de montaje, y así supo cómo respetar la ergonomía y la cronología de los montajes que podía construir él mismo, lo que le llevó a comprender importantes leyes y trucos de la mecánica.
Es que si lees el libro te quedarás con la boca abierta (como yo) y te despertará un nido de reflexiones durante días.
Observación de campo: ¿mi hija puede ser como Stern?
Después de leerlo, me propuse observar durante unos cuantos días cómo juega Sunflower con las mismas piezas de construcción que usaba Stern (adaptadas a su edad claro está) y la verdad es que me he sorprendido del rendimiento y del juego que le han dado.
Esto es lo que he observado (sin intervenir, guiar o sugerir):
(1) Juego simbólico y construcción libre
Su principal ocupación inicialmente ha sido la construcción libre y el juego simbólico. Construía cada vez de forma diferente la casita de sus animales e inventaba cuentos, en los que mostraba gran entusiasmo.
(2) Descifrar y aprender planos de montaje
Cuando descubrió el librito con sugerencias y varios planos de montaje que venía en el maletín, empezó a montar y a desmontar una y otra vez siguiendo las instrucciones visuales, hasta que ya era capaz de hacerlo de memoria y entonces luego cambiaba los colores o les hacía modificaciones a su gusto.
Después nos pedía más planos, para aprenderse nuevos patrones, y se los buscábamos en internet, como este de la ardilla, que incluso sirve para decorar la mesa de estación del otoño, o el del elefante. Son de la web de LEGO DUPLO.
(3) Crear nuevas texturas
Esta es otra actividad que le gusta y busca a menudo, ya sea con plastilina, con pintura y con otros elementos como arena o agua. ¡Los bloques le han dado mucha inspiración!
(4) Descubrir alturas
Hubo un día que espontáneamente creó una torre igual que uno de sus troncos de madera, esto le dio pie a crear diferentes alturas buscando la igualdad, lo que ha ido recreando en varias ocasiones.
Conclusiones
Me queda la certeza de que la curiosidad y el entusiasmo que un niño/a desprende en su juego, cuando este juego es espontáneo (no dirigido), le lleva a hacer grandes aprendizajes.
Mi hija sin darse cuenta ha estado trabajando un montón de conceptos y habilidades espaciales, numéricas, verbales, matemáticas, sensoriales, de psicomotricidad…
Así que sí, estoy de acuerdo con Stern, “no hay nada mejor que el juego para aprender”.
Te animo a que hagas la prueba con tus hijos, observa cómo juegan, qué descubren por sí mismos con los bloques de construcción y me encantará que me lo cuentes.
Puedes encontrar el libro de André Stern en Amazon aquí.
Sabiendo que el juego es lo mejor para aprender, no hay nada mejor que el juego para aprender – André Stern
Dialoguista dice
Estoy completísimamente de acuerdo con vos y con André. Me debo leer su libro, pero soy una convencida de que el juego es esencial para el crecimiento de los niños tanto a nivel de conocimientos como a nivel social y emocional.
Y es que los niños han aprendido todo mediante el juego hasta casi los dos años o el año. ¿Porque pensar que luego otra metodología les daría más y mejor?
Han aprendido a caminar, a gatear, a comunicarse, a hablar, mediante el juego. ¿Porque suponemos siempre que las demás cosas no?
Y también me refiero a los adultos, olvidamos la importancia del juego, lo subestimamos, y lo dejamos de lado a medida que crecemos. Es un error! Los beneficios del juego son enormes.
Saludos lúdicos!
Patricia dice
Estoy deseando leerme el libro. Muchas gracias por el artículo, creo que ha hecho que me den más ganas de tener ese libro entre mis mano jeje
Débora Moraleda Gallego dice
Buscaré el libro, creo que es muy interesante. Yo soy educadora infantil y por supuesto que el juego es la base del aprendizaje para nuestros pequeños. Hay familias que tendrían que leer algunos de estos libros, porque no saben realmente lo que el juego esconde y dónde les puede llevar ese aprendizaje a sus hijos. El juego es importantísimo, sobretodo en las primeras etapas del pequeño. Con el aprenden a socializar, a compartir, a comunicarse, a inventar, a construir, a contar, a imaginar, nuevos conceptos …
Muchas gracias por el post.
Maria Isabel dice
Estoy de acuerdo. Aunque fui a la escuela, fui una niña solitaria que se crió arriba de un árbol la mayor parte del tiempo. El resto husmeaba sin control en los sitios vecinos, observaba y descubri la polinizacion de las flores a los 5 años, sin manual ni sugerencias. Ahora soy un adulta de 52 y se me considera extremadamente creativa. Pero no sólo eso: me agrada sacar a mis amigos de la rigidez de su trabajo y juntos «jugamos» al huerto, a contruir estanques para nuestros peces, a hacer esculturas, a tejer a telar, a reproducir flores. Mi frase favorita para intregrarme a lo que otro ya empezó es: «¿A qué están jugando?» Y es que realmente creo que de adultos las actividades más absorbentes, con un sentido lúdico nos hacen muy felices y nos salvan de la rutina.
Saludos cordiales
S. dice
Para mí, lo más admirable no es el propio André Stern, sino sus padres. Tener la capacidad de dejar ser, de no imponer, de confiar en que el niño aprenderá… buf, eso no está al alcance de todos, porque todos tenemos muy metido dentro lo de que «hay que estudiar», hay que esforzarse, hay cosas que no gustan pero hay que hacerlas… Leyendo esto, y a punto de comenzar la organización del nuevo curso educando en casa, con niños ya en la ESO, te planteas si dejarles libres del todo, y probar por una vez, aunque no te veas capaz… Y aquí es donde está mi disyuntiva: llegar a un termino medio entre dejar ser, y que aprendan lo básico sin machacarlos… Seguiremos creciendo en este camino!! Un saludo!
Macarena dice
Buenísimo! sabes si ese libro está en Chile? desde aquí te leo y me gustaría mucho conseguirlo.
Cariñs
Vanesa dice
Hermoso Post! Siempre me pregunté que hubiese sido de mí si no hubiese ido a la escuela. Los padres de este muchacho lo experimentaron. Imagino la presion sobre ellos.
Mi hijo apenas tiene año y 11 meses y juega con bloques, por ahora lo más divertido es desparramarlos por toda la casa…jaja! Yo recuerdo que en mi niñez amaba los bloques, aunque no tenía en casa, aprovechaba los que habia en casas de mis amigos. Lo cierto es que al iniciar el jardín de infantes, año 1987, los niños jugaaban en salas con bloques y herremientas y las niñas jugabamos en salas con cocinitas y muñecos, sin posibilidada de intercambiarnos. Creo que aqui la escolarización jugó en contra. Hermoso tu blog, Saludos desde Argentina.
Gabriela Ochoa Martínez dice
Será posible que mi hijo ya teniendo 11 años de edad pueda tener la oportunidad de crear como el??? E pensado seriamente en no llevarle a la escuela
Lola dice
Hola, Gabriela:
Si te sirve mi experiencia… Yo tengo dos hijos, de 13 y 14 años. No fueron a la escuela hasta ya mayores y dejaron de ir con 10. No me gusta cómo funcionan las cosas y prefiero que aprenda de otro modo, con las personas con las que deciden estar, no las que impone un aula, que les dañaban.
Ahora veo claro que de lo que estudiaron en la escuela no recuerdan apenas nada pero de lo que aprenden ellos, por su cuenta, cada día te puedo decir que estoy asombrada. Van a una velocidad vertiginosa que ni yo misma sería capaz de gestionar para mí.
Ánimo, los niños son pequeños sabios en potencia siempre que les acompañemos y les vayamos acompañando en el camino.
Suerte!!!
Yuliya dice
Lola, Ud vive en España?
Gracias por compartir su experiencia! Tengo un niño de 8 años y estoy pensando de no llevarle en el cole,– cada día me dice que está sufriendo…
Scarlett dice
No se si en el libro menciona, pero sus padres eran profesores. Puede ser que a tenido suerte de aprovechar de homeschooling en unos tiempos cuando en Francia se creía que la escuela es obligatoria?
María José dice
Gracias por el artículo. Con razón mi hijo de 5 años se pasa las horas jugando con piezas de lego…. Me ha sorprendido e impresionado esta historia. Mi hijo a su edad no quiere ir al colegio , está deseando que lleguen los fines de semana o los días de fiesta… Lo que a mi me pasaba pero cuando tenía 15 años. Estoy de acuerdo que por imposición no se aprende nada sino que se aborrece y más en edades tan tempranas.
Cristina C. dice
Parece un libro muy interesante para dedicarle tu tiempo en leértelo, y así lo voy a hacer. Me he quedado con ganas de saber cómo fue el proceso de aprender sin ir a la escuela. Estoy muy interesada también en los juegos de Pedagogía Waldorf. Creo que se debería fomentar esta clase de juegos de forma que el niño pueda experimentar por si mismo y desarrollar sus capacidades y habilidades a través del juego. Aprender a través de la diversión.
M. Luisa dice
cuando mi hijo cumplio los tres años y me toco rellenar papeles para elegir cole decidi que era demasiado pronto para que Alan dejara de jugar. Decidimos enviarlo a una escuela libre donde pudiera seguir jugando hasta al menos los 6 años. Luego ya veremos. Y le encanta ir al cole. Porque va a jugar.
Marcia dice
Tengo dos hijos de 5 y 7 años y con mi esposo lo hemos pensado, dejar de enviar a los niños al colegio (escuela). Sinembargo eso implicaría que yo tendría que dejar el trabajo y crear unas rutinas súper estrictas para que puedan jugar y aprender libremente, parece una contradicción, pero los seres humanos necesitamos hábitos.
Me pregunto cómo son las relaciones sociales de éste hombre que es músico y poliglota, no todo es académico respecto al aprendizaje, el contacto con los otros niños les enseña otro tipo de madurez, afectiva y social, eso tampoco se enseña, se aprende en la convivencia y eso es muy importante. Saludos desde Colombia!
Samantha Martínez dice
Merece muy interesante todos sus comentarios,soy de Colombia y tengo tres hijos,y la verdad durante 6 años he enseñado a mis hijos todo lo q se creaba rutina para ellos en medio del juego la curiosidad la creatividad Iván aprendiendo cosas nuevas.ahora mi hija tiene 5 años y decidimos meterla al colegio pero la verdad todavía lo sigo pensando debido a q la educación de mi país es l muy costosa y no es lucrativa ademas implicaría que yo como madre pudiera estar un 100%con ellos y darles todo de mi .
Si tu como madre puedes hacerlo hoy te digo q es lo mejor Eucaristía hijos valores amor es lo mejor para formar esa personita que va a tomar el mundo..
Juan José López dice
¿En el libro describe cómo aprendió él solo, sin ninguna ayuda, a leer?