Ya es el segundo año que Sunflower está escolarizada, por decirlo así, porque en realidad va a una escuela de modalidad libre (ya te conté aquí cómo lo decidimos y por qué): la Escuela Waldorf de Mallorca.
El día a día en su cole es muy diferente al resto de coles públicos, concertados, o privados de estilo convencional. Ella no hace fichas abstractas, e inútiles, de grafomotricidad o de matemáticas, ni tampoco tiene que estar sentada obligada en una silla.
La única misión que tiene durante el día es bien sencilla, jugar.
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La importancia del juego
En la pedagogía Waldorf si tienen una cosa clara es que el juego es la actividad más importante e indispensable para el desarrollo humano del niño. Sobre todo el primer septenio de vida.
Por ello, en un jardín de infancia Waldorf todo está pensado con esta finalidad y ocupan la mayor parte de la mañana en el juego libre, que van alternando con actividades no tan expansivas, en clara sintonía con el ritmo de la respiración.
Entonces, ¿cómo es una mañana para Sunflower en el cole? ¿Qué hacen durante cuatro horas? ¿Sólo juegan? ¿No se aburren? ¿No aprender a leer? ¿No hacen fichas? ¿Pero les enseñan algo?
Parece difícil de creer que sólo jugando los niños puedan aprender conceptos matemáticos, desarrollar su motricidad gruesa y fina, desarrollar el lenguaje o sentar una base sólida para el aprendizaje posterior de la lectoescritura.
Pues sí, es posible. name=»_GoBack»>
Con este resumen espero que te hagas una idea, aunque es mejor vivirlo que leerlo, claro. Cuando lo ves en directo es como mágico, de repente haces un clic y sueltas un “Ahhhhh, pero ¿así también se puede?”…
Una mañana en el Jardín
Empezamos la mañana:
Llegamos a las 8.30h. Sunflower se quita los zapatos y se calza sus zapatillas de estar por casa (o de estar por el cole mejor dicho). Si es miércoles también se pone el delantal, es el día que hacen el pan.
Cuando entra en la sala, las maestras ya están preparando la merienda. Cada semana una familia es la encargada de llevar toda la merienda de la semana (fruta, muesli, yogur, galletas de arroz,…). Los niños colaboran con ellas si quieren; cortando fruta, verdura, exprimiendo naranjas, picando avellanas,… o si no, ya empiezan a jugar.
A las 9, cuando cierran la puerta, ya están todos jugando. Se desarrolla entonces una hora y media de juego libre en la sala.
En la sala tienen diferentes ambientes, y los juguetes están hechos de materiales naturales, madera, lana, algodón y también elementos de la naturaleza: piedras, piñas, conchas. Además las muñecas están confeccionadas a mano y los animales son de punto o de madera.
Durante este tiempo la maestra siempre está ocupada haciendo algo (lavar, planchar, coser,…), así los niños pueden aprender por imitación.
La función de la maestra consiste precisamente en adaptar las actividades prácticas de la vida cotidiana a fin de que sean adecuadas para ser imitadas por el niño a través del juego.
De esta manera, con las actividades cotidianas (como amasar pan, hornearlo, cocinar, poner la mesa…) y los juegos y actividades rítmicas, los niños sientan la base para el aprendizaje las matemáticas, las secuencias y las habilidades numéricas.
Después toca recoger. La primera es la maestra, que pone en orden sus cosas, y todos le acompañan, poniendo cada juguete en su lugar.
Además, todos los cambios los acompañan con una canción. Tienen una para cada momento. Esto es de los primeros cambios que notamos cuando Sunflower empezó la escoleta el año pasado, de repente empezó a cantar todo el tiempo. Es maravilloso verla jugar y cantar.
El corro
Así, con una canción se reúnen todos, se dan las manos y empieza el momento del corro, un tiempo en el que cantan sencillas canciones, juegos y rimas según la estación del año en la que se encuentren. (Ya te expliqué aquí la importancia de conectar con el ritmo anual de las estaciones).
Luego ¡a merendar! Cada día de la semana tienen una merienda preparada diferente y una infusión.
Una vez todos han acabado de beber y comer, cada uno lleva su bol al fregadero, va al baño, se lava las manos y se pone los zapatos. Es la hora de ir al jardín, donde vuelven a disfrutar de una hora y media de juego libre.
El jardín
En las escuelas Waldorf consideran que estar en un jardín es casi un derecho fundamental de los niños; un jardín con escondrijos, con árboles donde encaramarse, frutas por recoger y hacer zumo o confitura, con arena para hacer castillos o cocinitas, con ropa que se seca al sol.
Un jardín en el cual el juego se transforma constantemente, manteniendo la unión con la naturaleza.
Mientras tanto las maestras hacen sus trabajos: barrer hojas, regar, quitar malas hierbas, lavar la ropa,… y quien quiere colabora.
En el jardín el juego se llena de movimiento, y con ello, aprenden sobre el mundo físico y desarrollan su motricidad gruesa y fina.
Una cosa interesante es que salen al jardín absolutamente todos los días del año, nieve, llueva o truene. Por eso tienen una ropa de lluvia, con botas de agua, pantalones y chaquetas impermeables.
Con la canción de volver a casa empiezan a recoger palas y cubos, limpian los zapatos de polvo y arena y se preparan para entrar de nuevo en la casa para contar el cuento. A Sunflower le gusta especialmente limpiar los zapatos con el cepillo cantando la canción, en casa lo hace a menudo.
El teatrillo de mesa
Cada día durante 3 ó 4 semanas la maestra cuenta el mismo cuento (de hadas o de animales), contado en forma de teatrillo de marionetas. La repetición tiene un sentido, puesto que fortalece su memoria, desarrolla su capacidad de comprensión y la imaginación.
Después del cuento, recogen las sillas, hacen un tren y los papás ya estamos esperando en el hall.
Y así acaba su mañana, trayéndose a casa un mundo de sensaciones, juegos e imágenes vivas que irán en favor de su desarrollo como ser humano. Porque en esta escuela, donde no hay imposiciones, ni castigos, solo un profundo respeto y una mirada amorosa continua, cada niño encuentra su lugar.
¿Crees que hay padres a los que les pueda interesar conocer de primera mano esta opción educativa? Si es así, comparte esta entrada por favor.
Todo lo que hacemos para el niño no solo lo hacemos para el momento presente, sino para toda la vida. – Rudolf Steiner.
[Por cierto, esta frase de R. Steiner la tengo en un vinilo bien grande en la pared de mi consulta ;-)]
Sandy dice
Stran, já não há generais, o que há é tenente e majores generais (os antigos brigadeiros; isto são americanices importadas). O Lidador presumo que seja ou Coronel ou Major General, tanto se dá como deu, a tropa hoje não tem importância nenhuma, é uma cambada de carreiristas e inoeersseirts em benesses pessoais que se marimba para o paÃs. Carlos F.
christian dice
hola buenos días somos una familia de emprendedores
y nos dedicamos a fabricar juguetes artesanales en madera
te dejo mi pagina así podes ver nuestros productos gracias y quedamos a tu disposición
https://www.facebook.com/debuenamaderasomos/
Sara dice
Y no hay primaria waldorf?
De mi casa al mundo dice
Sí, claro y secundario, pero en la escuela de Sunflower de momento no, sí en la escuela de Palma.
Eloisa dice
Simplemente genial!!! Así son las escuelas waldorf, para mí uno de los mejores métodos de enseñanza, yo tengo la suerte de vivir en Madrid y de poder llevar a mi hijo a la que creo es, sino la única de las poquitas, escuela waldorf hasta bachillerato….. Espero que mi hijo desee terminarlo porque me parece simplemente la mejor opción!!! Gracias por compartir todos estos post tan gratificantes con los que aprendo cada día una cosita que poder transmitir a mis pequeños!!!! Besos
Sara dice
Desde que nació mi hija (que ahora tiene 4 años y medio) deseo encontrar una escuela que respete sus necesidades, que sepa escuchar, sentir… me gusta mucho la filosofía Waldorf), pero a más deseo, más frustración pues lo poco que hay en mi ciudad solo está al alcance de unos pocos con un nivel de ingresos mayor, puesto que las matrículas y las cuotas están entre los 350€ y los 580€. Ojalá hubieran más alternativas y que así este tipo de cuidado educativo llegue a más personas.
Gracias.