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Una de las cosas que hacemos en casa para ser más sostenibles y respetuosos con el medio ambiente es utilizar servilletas de tela, preferiblemente de algodón orgánico.
Hace varios años que las utilizamos y dar el paso nos ha servido para reducir muchísimo el consumo de papel de cocina. No es que no lo usemos ya nunca, pues siempre tenemos un gran rollo de papel en la encimera, pero ahora uno de esos nos puede durar meses.
Desde que nos pasamos a la tela el momento de la comida tiene otro carisma, como si fuese un momento más importante, y además la textura del algodón es siempre mucho más agradable y despierta más sensaciones que no las de papel absorbentes que algunas de ellas rascan y todo la piel.
Prácticamente todas las servilletas que tenemos en casa las he cosido yo misma y como hace muy poquito he confeccionado unas nuevas exclusivas para cada uno con las preciosas telas de Naturtelas, voy a explicarte el paso a paso y también cómo las utilizamos en la mesa, que tiene un ritual especial que convierte el momento de la comida en familia en un espacio de encuentro y presencia muy esperado del día.
Materiales
La medida estándar de una servilleta es de 40x40cm, por lo que necesitarás al menos 43cmx43cm para cada una por el margen de costura del dobladillo. Si compras 43 cm de tela tendrás suficiente para hacer 2 unidades, ya que todas las piezas de tela suelen tener un ancho de más de un metro.
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En esta ocasión he escogido unas preciosas telas tipo voile, combinadas entre sí, que son espectaculares de bonitas. Las puedes encontrar en Naturtelas, expertas en telas de algodón orgánico de primerísima calidad y de las mejores marcas internacionales. Puedo decir que estoy enamorada de todas sus telas (¿ya has visto los cojines gigantes que hice también con ellas?)
Las he cogido diferentes porque la intención es que cada uno tengamos nuestra propia servilleta en nuestra casita de la playa, y así sea más fácil distinguirlas, pues como te puedes imaginar las usamos varias veces antes de lavarlas.
Paso 1: Cortar la tela y preparar el dobladillo
Cortamos los cuadrados de 43x43cm.
Este tipo de trabajos los hago con la máquina de coser (tengo una Singer Heavy Duty que me va de maravilla). Coser en recto en una máquina de coser es de lo más sencillo del mundo, pero también se podría hacer a mano con una puntada escondida.
Algo que me quedó muy claro cuando hice aquel curso de patronaje hace ya tres años es que para coser bien siempre necesitas tener una plancha al lado. Así que para hacer un buen dobladillo ¡la necesitas!
Lo primero de todo es hacer una pequeñísima doblez alrededor de todo el cuadrado de la tela y marcarlo con la plancha. Esto lo puedes hacer a ojo, pero intentando que quede más o menos igual por todos lados.
Después vamos a plegar de nuevo la tela y esta vez utilizaremos el metro y alfileres para que nos quede homogéneo por todo. Un ancho adecuado puede ser 1 cm.
Paso 2: ¡A coser!
Una vez que tienes todos los dobladillos bien planchados y fijados con alfileres, es momento de pasarlo por la máquina. Acuérdate de reforzar el inicio y el final con algunas puntadas hacia atrás ¡y listo, a la mesa!
El ritual de la comida
Ya te conté aquí que una de las cosas que hemos adquirido en casa, influencia de la escuela Waldorf de Sunflower, es encender una vela a la hora de comer juntos en la mesa. Y no es una vela cualquiera, sino que la decoramos según la estación en la que nos encontremos.
Cuando encendemos la vela, la mesa ya debe estar preparada, los platos, vasos y cubiertos en su lugar, que solemos colocar entre todos. Y por supuesto nuestras servilletas de tela.
Sunflower suele colgarse su servilleta con unas pinzas que hemos adaptado de unos tirantes, algo que es especialmente útil cuando comemos sopa o pasta con tomate.
Antes de comer decimos alguna frase como «Bon profit, podem menjar!» (es en catalán, la traducción sería: buen provecho, vamos a comer). También muchas veces, sobre todo cuando Sunflower era más pequeña, hacemos alguna rima de dedos. La del pollito de Tamara Chubarovsky siempre ha sido de nuestras favoritas para este momento:
Un pollito chiquitito, pía , pía y pía! Salta, salta con una patita sola y pica con el pico palomitas.
Puedes ver el vídeo de la rima aquí y ya sabes que recomendamos muchísimo sus rimas y juegos de dedos para una infancia sana y los tenemos disponibles en el Atelier.
Después de comer, es hora de doblar la servilleta y no siempre pero solemos hacerlo con otra rima de dedos que hemos aprendido también de la escoleta y que a Sunflower le encanta. La cantamos en catalán pero pongo la traducción al lado:
Pica pica la forqueta, /pica pica el tenedor/
m’he menjat la manduqueta, /me he comido la manduca/
M’eixugaré bé la boqueta, /me seco bien la boquita/
i plego el tovalló /y doblo la servilleta/
de fil i cotó, /de hilo y algodón/
el plegaré bé /la doblaré bien/
i al calaix el guardaré. /y en el cajón la guardaré/
¿Por qué un ritual a la hora de comer?
Todos sabemos que es muy importante la calidad del alimento que ofrecemos a nuestros hijos, pero también lo es el entorno emocional en el que se lo damos.
Preparar el momento de la comida de esta manera, además de convertirlo en un espacio de encuentro familiar más solemne y especial, los adultos estamos más presentes y podemos actuar de modelos dignos a imitar: nos sentamos bien, con nuestros cubiertos, servilleta, masticamos bien, despacio, tranquilos, comemos de todo,…
Las rimas de entrada y cierre facilitan que sea un momento más agradable, alegre, en el que generamos una emoción positiva y esto facilita una buena alimentación. Y no solo eso, sino que mejoran el lenguaje y otros aspectos como los hábitos de deglución, aprendemos a ser organizados y ordenados, a colaborar en familia, a comunicarnos,…
Espero que te haya gustado este tutorial y nuestro ritual ¡y te pases a las servilletas de tela y a las rimas!
Alegría en el encuentro da alegría en el comer. – Tamara Chubarovsky
Belinda Quiroz dice
Me parece muy lindo este tema te felicito por todo lo que nos transmites, tienes un gran don, un beso!
Lorena dice
Muy bonito ritual, pero en cuanto a la sostenibilidad de usar servilletas de tela frente a las de papel, siempre me ha quedado la duda de si realmente las de tela, teniéndolas que lavar en la lavadora, e incluso usando detergentes caseros y naturales, acaban siendo realmente la opción más sostenible.